Flipante, ¿pero qué pasaba hoy?. A Lalo parecía que le había dado algo, endemoniado o algo parecido, como en los vinilos de los años 70, que si los ponías al revés oías el mensaje oculto. Rubén era capaz de hablar deprisa y encima tener ojos de calma, o eso me parecía.  Y corro a ver a Devendra y va y levita. La Ostia. Me tuve que pellizcar un par de veces porque debía estar soñando. Pero a parte de un par de morados no saqué nada más. De verdad que no me había tomado nada, a parte de la melatonina de la noche anterior.  Y mientras levitaba, cosa que asumí como si la viera todos los días, no podía dejar de pensar que cuando llegara a clase tendría que improvisar una vez más. No tenía remedio. ¿Pero cuantas cosas puedo pensar en el plazo de segundos?.

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